Parches y más parches, para
seguir el inicio del cuaderno.
Así es esto. Luego se saca la
goma y ya estuvo.
El cielo se cayó a pedazos, dicen quienes lo atestiguaron, ya vimos. Hoy lo parten de nuevo.Tras una multiplicación simplista y sin posibilidad de comprobarlo, veinticinco o treinta millones de mujeres y hombres se perdieron en el siglo del cual vienen aquellas palabras, y así parecen poco los quinientos mil asesinatos y desapariciones desde que ustedes nacieron, S y E.
Entre unos y otros la Suave patria es un proceso tardío y si conozco sus orígenes cerca de donde los diecisiete campesinos cayeron, debemos hacer un más o menos corto, arduo camino hacia el norte, a la cola de un pequeño ejército informal que lleva diez años batiéndose contra los malditos y no sabemo con certeza cuánto merece nuestro respeto.
Quizá no hay casualidades, pues la reunión es en el casco de Iguala, cuyas calles contempla enfebrecido el personaje que en Desde la azotea mis delirios confunden con un segundo de casi cuatro décadas atrás, demonio personal.
La población llevará luego un apellido tan ventajoso como el de la anterior: De los libres. Usemos un mapa para orientarnos.
De niño recorrí muchas veces la única carretera ancha que tiene Guerrero, este estado donde andamos. Se bajaba casi a plomo, serpenteando, y luego todo era curva tras curva, siempre hacia abajo, atravesando las cuatro mayores ciudades y solo ocasionalmente un pueblo.
Luego los amigos andaban aquí y allá, entre el campesinado, y en su relato había un dibujo de montañas interminables. Desde el avión ustedes pueden ver hoy esa panorama serrano cortado mil veces por quebraduras.
No es una entidad cuando hoy seguimos a quien le dio nombre, de nombre Vicente, ya saben. Puedo rehacer sus ires y venires porque para un libro estudié las campañas militares que da en 1818, al declarársele el líder mayor del movimiento insurgente cuya agonía parece segura.
Hay cincuenta y ocho poblaciones con más de cinco mil almas
A cien años de la Conquista se hace un censo en Nueva España. Quedan registradas un millón y cuarto de personas, el noventa por ciento en el centro y sur del México actual. Entre setenta y cinco y ochenta por ciento son indígenas, conforme a su lengua y su lugar social, que incluye el derecho a tierras que en colectivo les otorgó la Corona española para resarcirla de pérdidas y garantizar su supervivencia.
Para
algunos investigadores cuyos cálculos no pueden comprobarse bien a bien, se
demuestra así que perdimos al noventa por ciento de la población originaria.
Otros, con obvio abuso lo negarán: aquí había apenas dos o tres millones de
almas.
En adelante cuanto más lejos se esté del centro
colonial o “nacional”, las comunidades conservarán mejor lenguas y costumbres
necesariamente transformadas, empezando por las propias dotaciones, cuyas
reglas y ubicación determinó el virreinato, y sin exceptuar cosmovisiones que debieron
reinventarse tras “la caída del cielo a pedazos”. Nos asomaremos a este último
proceso, nietos, siempre guiados por especialistas en mayor o menor medida
sospechosos, pues la historiografía interpreta por naturaleza.Todos nuestros amigos pertenecen a la izquierda, E y S, y sobre estos temas forman dos grupos irreconciliables, que inicia con la guerra ¿y revolución? independentista.
Nosotros estamos ahora en la época, ¿verdad?, siguiendo a Vicente Guerrero cuando lo designan máximo líder insurgente. Estudié el momento y no puedo dilucidar qué amigos atinan. Unos lo ven como heredero de Morelos y así un caudillo popular. A otros les parece que ambos pertenecen a la pequeña burguesía irrumpiendo en escena con peones a quienes llevan al combate como a sus jornadas agrícolas.
Los pueblos, dice A, se levantaron con el grito de Dolores y pronto fueron derrotados. Lo hicieron con demandas y dirigencias propias. Luego olvidarían la cuestión, tomados entre dos fuerzas.
Parece seguro que en su conjunto colaboraban con los independentistas, no importa las razones. ¿Cuánto? Don Vicente se mueve por zonas que el poder golpea duramente en su larga persecución de los alzados. Jamás será traicionado, como no lo fue Morelos.
El personaje que más nos interesa, Juan Álvarez, sirve a ambos y terminará convirtiéndose en el mayor cacique regional y fundador de un linaje social que llega hasta hoy.
SIGUE